COMPRA / VENTA
No me preocupa tanto tu intención como tu inocencia fingida. No me importa que todas tus energías vayan encaminadas a venderme algo que no necesito. Siempre lo has hecho. Y la mayoría de las veces te lo he acabado comprando. Bajo mi cama hay un sinfín de paquetes envueltos en celofán que no me he tomado nunca la molestia de desenvolver. No me interesa demasiado su contenido. Me basta con recordar que tú, y toda la gente como tú, siempre le pone precio a todo. Y siempre ofrece basura enmascarada tras su correspondiente acto de buena fe. Por favor, deja de venderme lo que yo nunca necesité.
Desde lejos veo cómo te acercas. Y ya puedo ver, por el rictus de tu sonrisa, que traes algo nuevo que me resultará imprescindible. Tal vez sea un abrazo. O una sonrisa de medio lado. Algo. Lo que sea. Y, a la vez, también sé que nada será gratuito. Sé que vienes a por mis monedas. Sé que las puedes oír tintinear dentro de mis bolsillos y, tan sólo con ese sonido, eres capaz de calcular el importe preciso. A eso dedicas tú tu vida. A rebuscar caricias en la basura para venderlas luego a precio de oro. Y en todo ese proceso todo lo que algún día valió alguna cosa se acaba convirtiendo en polvo.
La parte más ofensiva es que consideres mi silencio como si fuera un cómplice en tus trincheras. Lo más ofensivo es que me creas parte implicada en tus guerras. Y vivo tan lejos de todo que ni tan siquiera los recuerdos son capaces de encontrar mi desván. Vivo tan lejos de todo y de ti que cuando me preguntas a cuanta distancia estoy, yo ya tengo que volver desde allí. Así nos pasamos la vida. Comprando y vendiendo nada de lo que necesitamos. Almacenando bajo las camas mierdas que ni sabemos.
No te esfuerces porque no tenemos nada que ver. Ya no. Tal vez lo tuvimos un día pero eso ya pertenece al pasado. Y no seré yo quién revuelva ese cajón que sueña con estar, algún día, ordenado. Mejor dejar las cosas tal y cómo están porque nunca me gustaron los cambios. Mejor vuelva usted mañana. Y, a poder ser, con las manos vacías. Porque este baile enfermo está muerto desde hace tiempo. Nació ya condenado. Cuando nos encontramos nos volvimos a perder. Y, por favor, deja de venderme lo que yo nunca necesité.